viernes, 6 de febrero de 2015

El blanco y negro de los celestes


Corría entre callejones lúgubres, apagados, pintados en blanco y negro, sólo relucía su carmín, corrido con brusquedad por el intento de los besos de un gañán. Ella se escondía entre las escaleras y las nubes de humo de las chimeneas de los tejados. Respiración poluta atacaba la fragilidad de sus pulmones que a duras penas sí respiraban. Su melena cobriza ondeaba al son de la polución y las nubes en pro de la contaminación se tornaban naranja entre antenas coronadas por pajarillos que ahora cantaban con la voz ronca de aquel que, bebedor de whiskey empedernido, se deja la gargantas entre copas y ruegos que en la ebriedad olvidan su significado.

“Dejar escapar gritos

Intermitentes

Mordiscos que desgarran

La carne fresca

mezcla de sangre y baza

De corazón e

Idea conjugada

Por sus venas.”

Esto rezaba un grabado color sangre en la pared de piedra áspera. Los pajarillos roncos revoloteaban por los alrededores invocando el sonido del saxo que retumbaba de abajo a arriba por los callejones de Brooklyn. La melena cobriza ocultaba una nariz fina y unos voluptuosos labios africanos fruto del mestizaje del siglo XVIII y XIX. La joven no era bien vista por blancos o por negros pero ambas etnias deseaban la riqueza de su mezcla.  
Nada de esto era realmente importante puesto que en este pasaje en blanco y negro, la púber recorrió las callejuelas del cielo, un flechazo certero contra la bóveda por la que los cantos resonaban, un fenómeno meteorológico, gotas que caen con lentitud, marcando la piel como si fueran pequeñas y hermosas pecas que brotan como flores de la tierra. En su cabeza resonaban versos inconclusos que su corazón latía, mas la pluma y el papel se levantaban en su garganta y en forma de melodía de entre sus labios se escapaba:

Entre pimienta

De cayena y

De miel almibarada

Brotaban las amadas.

Y entre floridos

Cumplidos y mensajes

Celestes, prohibidos,

Los caballeros.

A estas se les declaraban

Mediante su etérea

Palabra.

Y estos sucumbían por

Su arte al mirar.

Ambos vocalizaban

Palabras de amor


Que otros tan solo sueñan.”