sábado, 25 de junio de 2016

Los gritos que nunca salieron

Los gritos que nunca salieron
Están aquí, ¿los oyes?
Resbalan cálidos y furiosos
Por la garganta…
Como un cuchillo
Que raja en las entrañas.
Los gritos se cuelan en mi cabeza
Son como fuegos que estallan
Al llegar a su clímax.
Y ahí estás tú, reflejo de mi dolor,
Gritando sin liberar sonido
Con los ojos enardecidos del insomnio,
Del deseo aniquilador de los gatos
Que pasean por los rincones de la consciencia
Cuando esta se va.

La casa de mi cuerpo está derruida
Como los pies descalzos que viajan
Sobre los cristales rotos de la inocencia.
Las lágrimas son mares que Poseidón
Vuelve contra mí… y me ahogan.
Ahogan los gritos,
Los gritos que nunca salieron.

El humo se cuela a través de la cortina
Lúgubre de mis órganos
Y cada uno resuena como el tic-tac
De un reloj sin cuerda que desea ser violín
Para tocar una melodía triste
En la que los gritos puedan por fin salir.
A los grandes les hablaba la música,
La pintura, la lírica…
¿A mí? a mí me habla la mente, ronca
Y cansada de quien ignora aquello que siente.
Cuando habla, abre los ojos y me incendia
Como si fluyera gasolina por las venas,
Nicotina por los pulmones.
El humo venda los ojos que ya estaban vendados
Creando una densa niebla que aún sin venda
No permitiría ver a través.
Entonces los gritos se arremolinan como mariposas muertas
En el estómago y se pudren, con sueños de vuelos
Que jamás triunfaron.
Interviene la vida y grita intentando que las flores vuelvan
A brotar en mí, que mi cuerpo vuelva a ser útil,
Que mi mente vuelva a ser fértil.
Las ideas se han agarrado a los gritos que quieren salir
Y no salen, jamás salen.
Y la justicia hierve de injusticia

Por todos los gritos que nunca salieron.

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