XIII
Su
corazón late.
La
sangre corre.
¡Que
la sonrisa no se borre! – gritan.
Pero,
¿quién ve en sus pupilas el inminente fin? Nadie.
Y
Nadie grita también.
Que
el amor no se le arrebate.
O
la flor morirá de sed.
¿De
qué le sirve un corazón vivo a quien en vida está muerto?
No
puede llorar,
A
su fin las lágrimas llegaron
El
día que la asesinaron
Y
no se pudo casar.
¿De
qué sirve un corazón inerte a quien aún muerto vive?
Sacrifica
su amor
Por
el bien de alguien más
Renunciando
a la oportunidad
De
cumplir lo que soñó.
Y,
es aquí cuando ella
Atraviesa
la espesa niebla
Tornando
en mil mariposas azules
Que
vuelan hacia el bosque
Para
dormir sobre su tumba.
Nely Macorix '14
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