(Mitos)
Hubo una vez una estrella, una muy joven, redonda, blanca y opaca como una perla que lloraba un polvo mágico que al caer sobre los humanos les hacía dichosos; tal era la dicha que la estrella fue encarcelada y los humanos al verla llorar más reían, admirando su llanto equiparable a la música celestial.
La pobre estrella no tenía familia ¡y eso que eran miles en el firmamento! Pero era tan tímida... que tampoco había logrado amistad o amor que la ayudase a mitigar su dolor.
Un día, tras tantas súplicas, la Luna - harta de las fiestas del Sol y las otras estrellas - hizo caer antes la noche y charló con la joven estrella. La estrella le habló de su soledad y la Luna lloró con la joven. Cuando ella lloró sumiendo a la humanidad en una noche incluso más oscura, los humanos lloraron y aun cayendo el polvo de la estrella sobre sus ojos no podían parar de llorar. La noche cada vez era más oscura y sólo con las antorchas podían ver delante de sí mismos. Entonces uno de los humanos que aún seguía llorando debido a la Luna decidió liberar a la estrella. Esta, agradecida, les perdonó y en compañía de la Luna volvió a la oscura bóveda y se sentó a su lado.
Por eso dicen que la estrella es el ojo derecho de la luna, pues es ahí donde yace la joven perla de la noche.
Nely Macorix '14
Muy buena historia. Es un gran relato, quisiera que nos leyéramos seguido.
ResponderEliminarTe invito a conocer mi blog :)
Saludos ♥ Chloe.