Brotan
pétalos, color rojo sangre, que resbalan por la piel clara
Noche
etérea, plagada de destellos, luz albina y diáfana de la
Estrella
consumada en una bóveda celestial de la que no escapa.
La
primavera llega entre brisa y flores, entre violetas y azahar;
El
invierno muere estrepitosamente enterrado bajo la nieve.
En su
pelo de hojas secas, naranjas y rojas como frutos del
Acebo de
madera húmeda que prende, verde, en la chimenea
Del
bosque entristecido y enyugado bajo el humo inmaduro.
Zafiros
lánguidos deslumbran y corren inocentemente
Colgados
del espejo más alto que puebla el lienzo tostado
De sus
visiones, entre nubes negras cargadas, que tiñen y empapan.
Los brillos
bermellón de los rubíes pulidos para ser besados
Por
los que escapan palabras niñas que esconden secretos en
Recónditos
susurros que ululan entre árboles huecos y ya muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario